Mi país: ¿Adónde se fue, se puede recuperar?

Carlos E. Martinez
5 min readOct 20, 2020

Carlos E. Martínez, General de Brigada, USAF, Retirado

Vine a los Estados Unidos desde mi Cuba natal justo antes de cumplir los tres años. De acuerdo con la larga tradición estadounidense de abrir sus corazones y hogares a “sus cansados, sus pobres, sus masas apiñadas que anhelan respirar en libertad”, como dijo Emma Lazarus en su famoso poema, mi familia y yo fuimos bienvenidos rápidamente a la sociedad estadounidense. Mi padre era un jinete en el negocio de las carreras de caballos, así que nos mudábamos mucho. Vivíamos en Baltimore, Maryland y Charlestown y Wheeling, West Virginia, muchas veces nada más de un par de meses seguidos alquilando apartamentos en casas particulares. Dondequiera que íbamos, nos recibían calurosamente y, a menudo, regresábamos a los mismos hogares temporada tras temporada. Finalmente nos establecimos en Miami, Florida, donde mi padre pudo comprar una casa permanente donde nos quedamos mientras él continuaba con sus viajes de negocios.

Durante los siguientes años, sin embargo, seguimos realizando visitas anuales para ver a la familia en Cuba. En nuestra última visita a Cuba poco después de que Fidel Castro asumiera el poder, mi padre estuvo a punto de recibir un disparo por expresar una queja sobre el nuevo régimen. A nuestra partida, nos dijo que miráramos bien por la ventana del avión, que nunca volveríamos a ver a Cuba. Mis padres solicitaron rápidamente la ciudadanía estadounidense, y a los once años hice mi propio juramento solemne de ciudadanía.

Aunque estaba muy orgulloso de mi herencia cubana, me di cuenta de que los Estados Unidos era un lugar muy diferente y mejor. Aquí las leyes parecían justas, podíamos ocuparnos de nuestros asuntos sin interferencias y no teníamos que temer los agentes uniformado del gobierno. Al crecer en Miami, hice buenos amigos, aprendí a Trick or Treat en Halloween, me volví un devoto de héroes de la televisión como Roy Rogers y Superman, e incluso me uní a un equipo de béisbol de ligas menores. Poco a poco fui asimilado cada vez más a la sociedad estadounidense. Aprendí el significado de los valores estadounidenses a través de mi lectura ávida de la historia de los Estados Unidos y las biografías de estadounidenses famosos.

Los Estados Unidos fue verdaderamente un lugar que lograba atener los objetivos establecidos por Franklin D. Roosevelt en 1941: “Libertad de expresión, libertad de culto, libertad de miseria y libertad de miedo. Mi nuevo país se tomó en serio estos objetivos y se esforzó por ponerlos en práctica en su propia casa y extenderlos a otros países. A partir de la década de 1960, los Estados Unidos se esforzó por cumplir muchos de los objetivos establecidos por el presidente Roosevelt. La Ley de Derechos Civiles fue aprobada para eliminar muchas formas de discriminación; Medicare se estableció para brindar una red de seguridad de atención médica para los ancianos de la nación; se ampliaron los programas de almuerzos escolares; y se crearon cupones de alimentos para reducir los estragos de la pobreza. A nivel personal, gracias a la generosidad estadounidense en forma de una combinación de becas y préstamos estudiantiles, pude asistir a la universidad resultando en yo siendo el primer miembro de mi familia en obtener un título universitario.

Este fue también la época durante cual los Estados Unidos no solo valoraba, sino que estaba cautivado con la ciencia, la tecnología y las matemáticas y los beneficios que podían ofrecer. Se desarrollaron muchos avances en la medicina, pudimos llevar a un hombre a la luna, la tecnología informática creció a pasos agigantados y, finalmente, establecimos la red mundial de comunicaciones rápidas y navegación espacial de la que tanto dependemos hoy.

En el frente internacional, la exportación de los ideales estadounidenses llevó al reemplazo de muchas dictaduras en todo el mundo por democracias incipientes. Gracias a la fuerza de las alianzas internacionales y la perseverancia estadounidense, finalmente pusimos freno a la expansión global soviética. A través del alcance gubernamental y privado, implementamos programas para mejorar la vida de las personas en los países del tercer mundo. Y, de acuerdo con nuestras largas tradiciones, continuamos manteniendo nuestras puertas abiertas para aceptar refugiados de todo el mundo.

Durante la mayor parte de estos años, tuve el privilegio de servir a nuestro país como miembro de nuestras fuerzas armadas. Cuando apareció mi número de reclutamiento durante la Guerra de Vietnam, recordé mi juramento de ciudadanía de mucho antes y me uní a la Fuerza Aérea para ser piloto. Serví con orgullo y ascendí constantemente en las filas, primero en servicio activo, luego como miembro de las Reservas. Me casé con un estadounidense, me instalé en los suburbios de Washington, DC y comencé a formar una familia.

A lo largo de los años que vivimos a la sombra de la capital de la nación, vimos muchos cambios de administración: de republicano a demócrata, de demócrata a republicano, de republicano a demócrata, y así sucesivamente. Para mi familia y para mí, realmente no importaba qué partido estuviera a cargo. Nuestras vidas continuaron, siempre hubo una transición ordenada de una administración a otra, porque Estados Unidos era una nación de leyes y no de personalidades. Además, aunque mi esposa y yo pudimos haber tenido diferencias políticas con nuestros amigos y vecinos, eso nunca se interpuso en nuestro camino para ser amigos y hacer cosas juntos.

Recientemente, todo eso a cambiado. Por primera vez, encontré a mi esposa siendo ridiculizada públicamente por sus posturas políticas, a mi familia y a mí nos dijeron que “deberíamos irnos del país” porque yo era un inmigrante y realmente no pertenecía aquí, y descubrí que un grupo extremista de derecha había puesto una recompensa por mi cabeza debido a una posición pública que había hecho sobre algunos derechos humanos básicos. ¡Fue un verdadero shock!

En una escala más amplia, pronto descubrimos que también se ha vuelto “normal” señalar a los inmigrantes como el origen de los problemas de la nación, tratar a los niños de manera inhumana, ignorar las leyes públicas y hacer la vista gorda ante estas desviaciones de nuestros valores estadounidenses que siempre hemos mantenidos. Nos preguntamos qué le había pasado a los Estados Unidos que habíamos llegado a conocer y amar. ¿Había realmente cambiado este país o había sucedido algo que le quitó el barniz de civilidad que durante mucho tiempo había permitido a nuestra nación crecer y prosperar a pesar de las diferencias entre nosotros?

Durante más de dos siglos, el Gran Experimento Americano se ha presentado a las naciones del mundo como un ideal, uno al que muchos de ellos han aspirado. Este experimento estableció una democracia representativa constitucional que iba en contra de los siglos de gobierno por mandato de reyes, reinas, generales militares, déspotas y hombres fuertes. Debido a las tensiones naturales que ocurren entre los diversos miembros de nuestra sociedad estadounidense, hemos logrado que el experimento prospere con éxito solo a través de nuestra adhesión al estado de derecho, la civilidad en nuestras relaciones entre nosotros y un compromiso inquebrantable con los ideales comunes que nos han unido como nación.

La actual atmósfera política nacional es muy dañina para nuestros valores y, a su vez, para la seguridad de nuestra nación. Me temo que, a menos que actuemos con rapidez y determinación, nuestro Gran Experimento podría llegar a su fin. La historia muestra la rapidez con la que las grandes civilizaciones pueden deshacerse y encontrar su desaparición.

Ahora estamos en una encrucijada. Podemos continuar con el comportamiento mostrado por el actual presidente y sus adorantes, o dar un paso atrás, considerar las posibles consecuencias de dicho comportamiento y volver a la civilidad y el respeto por la constitución y las leyes de nuestro país.

Quiero que nuestro país vuelva al que me adoptó y llegué a amar. Espero que no sea demasiado tarde para volver a poner a este genio malvado en la botella. De acuerdo, juntasen conmigo en votar por Joe Biden y Kamela Harris.

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